Por Fiorella Danjoy, directora regional de la ONG Recicla Latam. 

A nivel mundial existe una gran generación de residuos que es dispuesta de manera inadecuada, sin tratamientos ni manejo previo y que tiene como consecuencia una alta contaminación al medio ambiente.

En el caso de Perú, a diario se producen aproximadamente 23 mil toneladas de residuos sólidos (equivalente a tres estadios nacionales llenos), de los cuales alrededor del 55,7 % son orgánicos y 20,8 % aprovechables. Esto  significa que un 76,5 % de recursos pueden ser valorizados.

Por lo anterior, resulta importante separar la basura de lo que sí se puede aprovechar para reinsertarla en la cadena de reciclaje, una actividad que se puede realizar a través de la segregación en fuente en el hogar, colegios y oficinas. Esto tiene por objetivo sentar las bases de un plan de manejo integral de residuos que disminuya el impacto ambiental, aumente la separación en origen y posibilite tanto la reducción de residuos, como la incorporación a la cadena de valor de los materiales recuperados.

En nuestro país, a esto se le llama Programa de Segregación en la Fuente y Recolección Selectiva de Residuos Sólidos (PSF) que, de acuerdo con el Ministerio del Ambiente, se trata de un sistema para el reaprovechamiento de los residuos. Con dicha iniciativa se busca que la población participe en la separación de los desechos, en su almacenamiento y los entregue al personal encargado de la recolección, independientemente del ámbito geográfico al que pertenezca.

El PSF es implementado por las municipalidades desde 2011. En la mayoría de municipios que cuentan con este programa, los encargados de recoger los residuos casa por casa son los recicladores formales de cada distrito. En menor proporción lo hacen las empresas gestoras de residuos sólidos, debido a la fuerza laboral informal y la economía que se mueve en el país. ¡El reciclaje no es ajeno a esta realidad!

Hay alrededor de 180 mil recicladores, de los cuales solo 5500 son formales y pueden recolectar con la autorización de las municipalidades. Claramente no son suficientes.

La legislación de los recicladores establece muchos requisitos, lo que vuelve costoso y poco atractivo para ellos el tener que formalizarse. En otros países, como Colombia, reciben un apoyo de parte del Estado que es pagado por todos los ciudadanos y esto funciona como un incentivo para que se formalicen.

Los recicladores formales e informales comercializan los residuos en los mismos lugares y a precios iguales, ya que al no tener puntos de acopio oficiales no pueden hacerlo en grandes cantidades. Ambos ganan lo mismo en la comercialización, pero los primeros tienen que pagar impuestos que reducen sus ganancias y, por lo tanto, termina siendo un desincentivo para ellos y para quiénes pensaban en formalizarse.

El PSF funcionaría correctamente si los ciudadanos estuviéramos educados sobre de la correcta segregación de los residuos que generamos en nuestras viviendas, centros educativos y trabajos, pero también es esencial para el funcionamiento del programa el recojo casa por casa de los residuos aprovechables por parte de los recicladores formales o de las empresas gestoras de residuos sólidos.

A propósito de este y otros temas relacionados, del 22 al 24 de agosto, se desarrollará el 3° Congreso Internacional de Reciclaje, en la Villa Complejo Ferial – Pantanos de Villa, Chorrillos, desde las 9:00 a. m.

Como especialista, participaré el 24 de agosto a las 11:30 a. m. con el tema Gestión de residuos en el Perú y la importancia de fortalecer los programas municipales. El evento contará con expositores de países como Estados Unidos, Brasil, Colombia, Argentina, México, entre otros; además de destacados conferencistas peruanos de empresas, ONGs y entidades gubernamentales.

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